La Varita de Oro de Bochica


                                           foto de Juan Garavito
Me preguntaban porque hace tiempo no traía una de mis Leyendas Colombianas, pues bien aquí estoy dada a la tarea. En los primeros años de la Conquista los colonos convirtieron a los indios en esclavos que labraban sus tierras, trabajaban las minas y mazamorreaban el oro de los ríos. Se creía que los indios no tenían alma.  El padre de Las Casas protestaba airadamente para defender a los indios, el buen fraile adoctrinaba a los indios de las aldeas de la Sabana y les contaba historias del antiguo testamento:

Hace miles de años los hombres cometieron tantas locuras y pecados, que Dios decidió castigarlos. Llovió sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches, los ríos se salieron de cauce y las olas del mar sumergieron las más altas montañas...
Los indios replicaron conocer esa historia, pero cómo si nunca se los he contado?
Al decir de los indios, según el hechicero del pueblo de Soacha:


El mundo había sido creado por Chiminigagua, las tierras eran extremadamente fértiles, la vida resultaba sencilla, los muiscas pasaban el día descansando y dándose la buena vida, cuando no, se enfrentaban por cuestiones menores y poco relevantes; pronto olvidaron a sus dioses.
Entonces, como mensajero de los dioses, Bochica hizo su aparición por el oriente de la sabana de Bogotá.
Cuando Chibchacum indignado por la corrupción existente, desbordó los ríos y produjo el diluvio, los sobrevivientes invocaron a Bochica, éste arrojó su varita de oro y abrió el cauce a las aguas formando el salto de Tequendama. Luego castigó a Chibchacum obligándolo a sostener la tierra sobre sus hombros.
Descrito como un hombre extranjero de ojos azules como los del capitán Federmán, dotado de muchos conocimientos, que tenía la barba muy crecida hasta la cintura, los cabellos recogidos con una cinta, vestía una túnica, y llevaba una varita de oro.
Desde el valle sagrado de Iraca, con el nombre de Idacanzas predicó y enseñó las buenas costumbres a los habitantes de la sabana, les dictó algunos preceptos morales. El civilizador enseñó a sembrar, a fabricar casas, a tejer en algodón y el fique, a cocer el barro y hacer ollas, la manera de calcular el tiempo y determinar las fechas para la siembra y la recolección.
En poco tiempo, los chibchas y Bochica establecieron una cálida amistad, basada en la admiración y el respeto mutuo, Bochica y los chibchas siempre se trataron como pares.
Una tarde, Bochica desapareció caminando sobre el arco iris, pero los chibchas jamás olvidaron sus bondades y enseñanzas. Ocurrió en el pueblo e Iza, donde dejara estampada la huella de su pie, de la cual bebían las mujeres embarazadas para tener buen parto.
Comenzaron a venerarlo como divinidad; y era adorado con diversas ofrendas, especialmente de oro. El templo de Sogamoso dedicado al sol, pasó a ser el centro de su religión y el más privilegiado. Seguían a este en importancia los templos de Bacatá, Guachetá y Guatavita.


Otras leyendas, aqui

Comments

  1. La vida es un carnaval hay que viviría, hay que gozarla pero sobretodo hay que sentir y dar lo mejor de nosotros mismos!

    Un beso, un abrazo y todo mi aprecio.

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